Uno de ellos es el blanqueamiento dental con láser. De él se cuentan muchas cosas y se suele decir que es peligroso y que ataca mucho al diente en sí, sobre todo al esmalte. La verdad es que no es cierto, lo único que al ser tecnología avanzada no se puede aplicar en casa y tampoco el precio es el que te costaría con las otras alternativas. Si alguna vez optases por esta opción y notas algún tipo de molestia, entonces debes dirigirte directamente al dentista que te lo ha hecho, puesto que no deberías notar dolor a posteriori (exceptuando los dos días de alta sensibilización) ni cambios de color ni dureza. El objetivo del láser vendría a ser el mismo que el de los otros métodos: reducir el tono de color que tienen los dientes. turbinas dentales
Muy similar al primer ejemplo tenemos el blanqueamiento dental que se hace en las clínicas pero con otros métodos que no son láser. La principal diferencia entre esto y hacerlo en casa es el precio. Si vas al dentista a seguir un tratamiento de estas características es, por desgracia, bastante caro y poco adecuado a los bolsillos de hoy en día. Normalmente lo que hacen es proteger las encías para no dañar la encía y a continuación aplicar un gel con una dosis muy alta de peróxido (como hemos comentado anteriormente, esta alta concentración hace que las sesiones sean más intensas y tengan un grado de efectividad muy elevado en muy poco tiempo, un par de sesiones). Este gel debe ser puesto vigilando no dañar la encía y dejándolo reposar más o menos unos quince minutos (siempre depende del color de los dientes y del grado de blancura al cual se quiera llegar). En todo caso, nunca se debe dejar más de una hora porque puede ser peligroso para el paciente. A veces con una sola sesión ya basta, pero en según qué casos, se deberá volver a por una segunda sesión.
Si en cambio se opta por blanqueamiento dental casero (sea cual sea de los dos métodos mencionados anteriormente) pues el problema económico ya no estará porque nos saldrá mucho más barato. No debemos temer: un blanqueante dental no es sinónimo de peligrosidad ni nada por el estilo. Es decir: si una persona desea tener dientes más blancos y no quiere o no puede pasar por el dentista, no por ello significará que sus resultados vayan a ser peores, ¡al contrario! Lo único que básicamente el proceso será más lento porque los productos que se venden para ser usados en casa no tienen un alto porcentaje de peróxido y por tanto no se puede actuar tan rápidamente. Es una simple cuestión de seguridad: un mal uso de dicho compuesto nos puede perjudicar mucho si es en grandes cantidades, por lo que sería bastante inapropiado que se pudiera comprar y usar libremente. El blanqueamiento dental en casa es más lento, pero no por ello menos seguro. Y además, ¡mucho más barato! Ahorrarás mucho dinero si lo haces de esta forma y además iras viendo como tus dientes van tomando tonos más blancos.
Fuente: http://www.dentaldeal.es