La eliminación de desechos en las consultas dentales

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Todas las instalaciones sanitarias, tanto públicas como privadas, están obligadas a cumplir con un método de eliminación especial de los llamados residuos orgánicos, respetando las normas vigentes en materia de higiene y seguridad.
Tanto las consultas médicas y ambulatorias, como las consultas dentales están sujetas a esta obligación sanitaria.

Al abrir y poner en marcha una consulta, el odontólogo está obligado por ley a celebrar un contrato con una empresa autorizada para la eliminación de residuos especiales.
Durante las visitas y las consultas dentales, todo el material orgánico se deberá recoger en contenedores adecuados, que por lo general suministrará la empresa de eliminación de residuos, y mantenerlos separados de los residuos clásicos.

Hasta el servicio de retirada por parte de la empresa autorizada, los residuos especiales se mantendrán temporalmente en los depósitos de la consulta.
Todas las operaciones relativas a la eliminación de residuos especiales de una consulta dental se deben registrar estrictamente, para luego archivarlas y comunicarlas anualmente.
Es especialmente importante que el odontólogo compruebe que se le entrega el recibo de retirada para quedar exonerado de cualquier tipo de responsabilidad a partir de ese momento.(lamparas de fotocurado)

Estos residuos especiales están sujetos a un medio de eliminación individual y controlado dado que pueden representar un potencial foco de infecciones y contagios.
Constituidos principalmente por material orgánico de distintos tipos, los residuos especiales de una consulta dental también se pueden subdividir en peligrosos y no peligrosos. Los primeros siguen un recorrido similar a los segundos, pero sujetos a mayores controles y restricciones.

Los residuos odontológicos considerados peligrosos pueden permanecer en la consulta hasta la retirada y eliminación por parte de la empresa autorizada, y siempre se mantendrán lejos tanto de los profesionales sanitarios de la consulta como de los pacientes y de sujetos externos.
El peligro más inmediato vinculado a los residuos especiales peligrosos es el de contraer enfermedades infecciosas, como la tuberculosis o el SIDA.
Dentro de la categoría de los residuos especiales peligrosos entran no sólo partes anatómicas, agujas, guantes, gasas y otros materiales usados y manchados de sangre o secreciones, sino también las amargamas, aleaciones que los dentistas suelen utilizar para los empastes, y los líquidos para revelar y fijar de las radiografías.

La responsabilidad asociada a la peligrosidad de los residuos especiales es del director sanitario de la consulta dental hasta el momento de la entrega a la empresa especializada.
Tras retirar los contenedores de recogida de residuos especiales, la empresa autorizada procederá a su eliminación definitiva mediante un tratamiento de termodestrucción en instalaciones de incineración.
La alta temperatura que se alcanza hace que cada potencial microorganismo patógeno presente, esporas, agentes virales o bacterianos y materiales inertes perjudiciales, se destruyan completamente por el efecto del calor.

La carga y descarga de residuos especiales se deberá anotar en registros también en la consulta para que haya una correspondencia con los registros que realiza la empresa de residuos. Sin embargo, esta obligación, rige exclusivamente para los centros públicos, mientras que las consultas dentales privadas están exentas de esta forma de control adicional.

El dueño de la consulta siempre corre con los costes de la eliminación de los residuos especiales, pero implican una deducción de entre el 20% y el 40% sobre los impuestos de eliminación de residuos públicos urbanos.

Fuente: http://www.dentaldeal.es