En general todos los tratamientos de blanqueamiento dental se basan, casi exclusivamente, en el uso de agentes blanqueadores con diferentes concentraciones de peróxido de hidrógeno (o peróxido de carbamida que libera peróxido de hidrógeno) en su composición. El peróxido de hidrógeno se filtra a través del esmalte llegando a la dentina. La dentina es el tejido interno del diente que define su color y, por efecto del peróxido de hidrógeno, sufre un proceso de oxidación que da como resultado su blanqueamiento.
Blanqueamiento en Clínica Dental
El blanqueamiento en clínica dental se caracteriza principalmente por emplear agentes blanqueadores con concentraciones de peróxido de hidrógeno mucho más altas que el resto de las opciones ya que por ley sólo los tratamientos supervisados por dentistas colegiados pueden emplear concentraciones de más del 0,6%
Esto es así porque cuanto más fuerte la concentración de peróxido de hidrógeno y más tiempo lo apliquemos más blancos quedarán los dientes pero también más alto es el riesgo de daño en los tejidos adyacentes y en el propio diente.
Cuanto más fuerte la concentración de peróxido de hidrógeno más corto debe ser el tiempo de aplicación ya que existe el riesgo de deshidratación del diente y aumento de sensibilidad.
Cuando te sometes a un blanqueamiento dental en la clínica es necesario que tu dentista realice una exploración previa de toda la boca para comprobar que no hay ningún problema que desaconseje el blanqueamiento (sólo si eres paciente habitual de la clínica al día de tus revisiones, con tu ficha actualizada y bien controlado podrías saltarte este paso).
Una vez comprobado que todo está bien el tratamiento requiere normalmente más de una visita a la clínica y cada sesión dura entre 30 minutos y 1 hora aproximadamente.
Antes de aplicar el producto blanqueador sobre los dientes es necesario proteger los tejidos blandos de la boca con una férula a medida del paciente o con algún tipo de gel protector. Se aplica entonces el producto blanqueador sobre los dientes dejándolo actuar el tiempo necesario para cada caso.
Dentro de los tratamientos que se realizan en clínica, las diferencias más apreciables se basan en el método empleado para activar el producto blanqueador. A veces se emplea algún tipo de luz especial, láser o simplemente calor para que el producto actúe más rápido. En otros casos no es necesario realizar ningún tipo de aporte lumínico o de calor, depende de las características del producto aplicado. Existe mucha publicidad que hace especial énfasis en el método de activación utilizado (láser, LED, Luz fría, calor, lámpara de plasma, etc.) cuando la mayoría de los estudios científicos muestran que es indiferente ya que en todos los casos el principio activo es el mismo (peróxido de hidrógeno) y lo que realmente determina la potencia del blanqueamiento es la concentración de peróxido de hidrógeno y el tiempo de aplicación.
Por lo tanto lo verdaderamente importante es el buen hacer del profesional para evitar efectos secundarios no deseados (pulpitis, hipersensibilidad, reabsorciones radiculares, etc.) y las características y calidad del producto blanqueador que utilice.
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