La ortodoncia es una especialidad de la odontología que estudia, previene y corrige las alteraciones del desarrollo, las formas de las arcadas dentarias y la posición de los maxilares, con el objetivo de restablecer el equilibrio tanto en forma como en función de la boca y de la cara, mejorando también la estética facial.
La ortodoncia se enfrenta a problemas que van mucho más allá que la simple colocación de los dientes, afronta la corrección de las alteraciones en el maxilar superior y en la mandíbula, alteraciones de la cara y, sobre todo, trastornos funcionales de la masticación.
¿Cuándo es aconsejable una ortodoncia?
La ortodoncia puede corregir problemas de mordida, tales como:
Sobremordida: Los dientes superiores cubren completamente los dientes inferiores en oclusión.
Mordida invertida: Los dientes inferiores sobresalen sobre los dientes superiores.
Mordida cruzada: Uno o más dientes superiores ocluyen por dentro de los dientes inferiores.
Mordida abierta: Existe un espacio entre los dientes anteriores superiores y los anteriores inferiores, no llegando a existir oclusión entre ellos pero sí entre las piezas posteriores.
Desviación de la línea media: El centro de los dientes superiores no coincide con el centro de los dientes inferiores.
La ortodoncia puede también corregir problemas tales como:
Diastemas: Son los espacios existentes entre los dientes, los cuales pueden provocar el incremento del riesgo a padecer enfermedad periodontal.
Apiñamiento: Si el maxilar no es lo suficientemente grande para alojar todas las piezas dentarias, puede dar lugar a un apiñamiento de los dientes, el cual puede provocar una gran dificultad en su limpieza, pudiendo dar lugar a la aparición de caries y problemas en las encías.
Las maloclusiones no tratadas pueden derivar en problemas de la articulación (ATM), del habla y de la masticación, problemas en las encías y desgaste prematuro de ciertas piezas dentarias.