Es importante tener en cuenta que estos tratamientos «sean inocuos y que minimicen los efectos secundarios de un tratamiento estético» antes de proceder a poner nuestra boca en riesgo. Los grandes peligros de un tratamiento abrasivo o no controlado pasan por «una sensibilidad extrema, el mencionado desgaste o la pérdida de esmalte así como que no dé el resultado adecuado hasta provocar unos dolores increíbles si se pone sobre un diente que tiene una caries» relata la doctora Estefan.
Ante todo es importante que un profesional valore «qué tipo de esmalte tienes, si tiene permeabilidad y, por lo tanto, la sensibilidad que va a tener así como si los hábitos y la forma de vida que tienes es compatible a largo plazo con un tratamiento de blanqueamiento», explica la doctora Estefan, ya que estas variables «condicionarán mucho el resultado final».
Otro factor a tener en cuenta es que a los pacientes con problemas de encías hay que valorarlos previamente «porque pueden desarrollar sensibilidades importantes ya que tienen las raíces descubiertas». Además, no todos los pacientes ni todos los colores de dientes reciben el mismo protocolo de blanqueamiento, «hay que hacerlo a medida de cada diente».